Quien soy yo
Lo más importante que he hecho en mi vida es casarme con Muntsa, tener hijos, Marc y Josep y, pero eso ya es una feliz derivada, una nieta, Anna. Lo más grande que me ha sucedido es haber dispuesto del don de la fe. A partir de ahí, todo lo demás son consecuencias o complementos.
Cuando nací, la II Guerra Mundial daba las últimas boqueadas. Por tanto, mi experiencia se remonta a la posguerra española, el franquismo, la Transición y la democracia. O, en otros términos, de la Iglesia preconciliar al postconcilio. El papa de mi infancia fue Pío XI y, hasta ahora, he tenido ocasión de saludar personalmente a tres Santos Padres: Juan Pablo II, en su venida a Barcelona, Benedicto XVI y Francisco, en la Santa Sede.
No soy periodista, ni lo he pretendido ni ha sido mi objeto ganarme la vida. Más bien ha sido la vocación de exponer, de explicarme, con mayor o menor acierto, lo que me ha llevado a lo largo de los años a escribir mucho y en muchos lugares.
En el Diario de Barcelona, La Gaceta de los Negocios, Noticiero Universal, con una columna con el seudónimo de Jordi Mercader. En el periódico Avui. En las páginas catalanas de El País y El Mundo. Pero allí donde he estado más tiempo ha estado en La Vanguardia, tres décadas, y soy testigo de su gran transformación, nada compartida. También en La Vanguardia Digital con el blog Tras la Virtud . He escrito en los semanarios Garaia, País Vasco, NovaTecnia, Alfa y Omega, Cataluña Cristiana, al que he vuelto a colaborar después de muchos años, Oriflama, donde era miembro del Consejo de redacción, y, especialmente, en Destino, donde llegué a escribir semanalmente de política internacional, con mi nombre y de política catalana, con el seudónimo de Ricard Mestres. Todo esto, además de colaboraciones diversas y dispersas que soy incapaz de rememorar. Los digitales Forum Libertas y Converses a Catalunya forman parte ahora de mi dedicación. En tiempos pasados -cuando las cancelaciones y exclusiones eran más moderadas- participaba semanalmente en una de las tertulias por la mañana de TV3. La radio no me es ajena. La Cope y Ràdio Estel han sido cadenas en las que he participado regularmente. Incluso en Cope Cataluña me atreví a realizar directamente un programa.
Profesionalmente, mi vida ha seguido un mismo eje desde el inicio: los servicios de estudios y la consultoría en el ámbito de la ingeniería agraria, la economía regional, la energía y el medio ambiente. Mi primer trabajo fue providencial, porque ha sido la base de todo. Empecé en el CEDEC (Centro de Estudios para el Desarrollo de la Comunidad), con el planeamiento agrario de los nuevos pueblos de Mequinenza y Fayón, dado que los originales estaban afectados por la construcción del embalse de Mequinenza. Al cabo de los años, constituí mi primera empresa SES.SA (Servicios de Economía y Sociología), posteriormente el Instituto del Medio Ambiente y las Ciencias Sociales (IMACSL), y una tercera, Facts&Trends, dedicada a explotar una metodología propia de análisis cuantitativo de la información editada. También he sido presidente de empresas ajenas en el ámbito de la ingeniería, como Ibering e Intecasa, y del sector enológico, Coll de Juny.
Aunque el estereotipo público sea el de mi participación en la política digamos profesional, la realidad es que la mayor parte de mi vida activa ha sido como técnico y empresario, y en la fase final en la Universidad.
La vida como político profesional se inicia en 1981, cuando empecé a trabajar en el departamento de la Presidencia de la Generalitat con el presidente Pujol hasta 2001, cuando siendo portavoz del grupo de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona dimití para dedicarme más a e-Cristians, la asociación que habíamos creado un año antes. En ese intervalo de tiempo, fui jefe del Servicio de Documentación y director general de Asuntos Interdepartamentales de la Presidencia, consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca en dos gobiernos del presidente Pujol, diputado, y tres veces concejal en el Ayuntamiento de Barcelona.
Mi compromiso político ha estado presente desde la juventud. Del escultismo di el paso -entendido como servicio- a la política, obligadamente clandestina, a la Federación Nacional de Estudiantes de Cataluña (FNEC) y a las juventudes de Unió Democràtica, partido del que fui miembro de su Comité de gobierno. Participé en la histórica Capuchinada. También intervine muy activamente en la fundación de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) en 1974, antes de que se convirtiera en partido, cuando era un movimiento, una federación de grupos y personas de la que formaba parte Unió. Una gran experiencia fue hacer de secretario ejecutivo por la parte catalana del Equipo Demócrata Cristiano del Estado Español, donde tenía como partes a Xabier Arzalluz (PNV), Oscar Alzaga (Izquierda Democrática de Ruíz Giménez) y José María Gil-Robles y Gil-Delgado, el hijo mayor de Gil Robles, por la Federación Popular Democrática (FPD).
La política me ha dado ocasión de tratar personalmente con personajes extraordinarios que forman parte de nuestra historia: Batista i Roca, Josep Fornas, Josep Tarradellas, Ruiz Jiménez, Gil Robles, Juan de Ajuriaguerra. Jordi Pujol, Lluis Prenafeta, Miquel Roca, Ramon Trias Fargas, Coll i Alentorn, Roca i Caball, Anton Cañellas, Joan Sansa, Manel Cardeña, Llibert Cuatrecasas y muchos otros de Unió. Suárez en España. Franceses como Jean Lecanuet y, sobre todo, italianos como Mariano Rumor, Aldo Moro y Angelo Bernasola. Chilenos como Eduardo Frei o mexicanos como Fox. La lista sería extensa. Y también una persona magnífica, Guzmán Carriquiry, que no es un político, pero es el laico de más largo recorrido en el Vaticano: desde el 2021 es embajador de su país, Uruguay, en la Santa Sede.
Tengo un gran aprecio por el escultismo porque fue una de mis principales escuelas de formación, precedida por la de mis padres y seguida por mi escuela de toda la vida del barrio del Poble Sec, el Colegio Nuestra Señora del Carmen, y de las Juventudes de Unión. Pertenecía al Agrupamiento Roland Philips, de acreditada trayectoria, ya que se remonta a antes de la Guerra Civil, de la Rama de Boy Scouts de Cataluña, que practicaba un excelente escultismo clásico, a pesar de las dificultades de su prohibición durante el franquismo, hasta que, bastantes años después, el laicismo y el revolucionarismo de vía estrecha liquidó la mayor parte de sus capacidades educadoras, que hoy veo sobre todo reflejadas en las Guies i Scouts d’Europa a Catalunya y en España.
Estuve becado por la Corporación de la Reforma Agraria de Chile en la época lejana del presidente Frei, oportunidad que no pude culminar porque estaba, como tantos otros, sin pasaporte. El paso por la política de oposición al franquismo tuvo su coste. Detenciones, prisión breve, pero preocupante en el primer período en el que estuvimos bajo la justicia militar, hasta que fuimos traspasados al Tribunal de Orden Público (TOP). Tiempo después me absolvieron, pero los meses pasados en la cárcel Modelo no me los quitó nadie de encima. Hice por todo ello el servicio militar normal en lugar de las milicias universitarias. Fue una gran experiencia. No me licenciaron como castigo y sencillamente me fui por la cara del cuartel de Pedralbes. Nadie vino a buscarme. Pero para no llamar el mal tiempo, no gestioné el pasaporte hasta unos años después. A pesar de todas estas circunstancias adversas, nunca sentí animadversión por mis adversarios, ni siquiera por sus actores directos. Posiblemente por eso, la Transición me pareció un hecho extraordinariamente bueno, dentro de los límites de lo humano, y que tenía ocasión de vivir desde dentro. Y por ello me parece una irresponsabilidad muy grave la moda de un grueso de gente de menospreciarla -ninguno la hizo- y, más extendido aún, ignorarla, porque en la escuela hacen de menos.
Mi intervención en la constitución como universidad del Centro Universitario Abat Oliba, me llevó prácticamente sin pensarlo en involucrarme en su actividad, de modo que, al cabo de un tiempo de desbordamiento por querer hacer demasiadas cosas, decidimos de común acuerdo con mi esposa vender ambas empresas. Así empecé una nueva etapa de vida universitaria, muy centrado en un nuevo campo que ya hacía algún tiempo me interesaba: el estudio del capital social y su relación con el capital humano. Pasé a dirigir el Instituto de Estudios del Capital Social Abat Oliba CEU (INCAS).
Mi fe en Dios y la vinculación con la Iglesia católica han sido una característica de los últimos treinta años de mi vida. Promoví, junto a otras siete personas, e-Cristians a principios de siglo, y he sido miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, nombrado primero por Benedicto XVI y después por Francisco, hasta su disolución al constituir un mayor dicasterio que reúne, además de los laicos, a la familia y la vida (pero del que ha desaparecido la única instancia en la que estábamos representados los laicos). En este ámbito, también tomé la iniciativa de sacar adelante el digital de perfil nítidamente cristiano Forum Libertas, también a principios de siglo, con el que todavía mantengo un fuerte vínculo, pero traspasando la responsabilidad de hacerlo posible a otros amigos de fatigas. Cuando los debates de la mal llamada Constitución Europea, el Tratado de Lisboa de 2005, se constituyó en Barcelona la Convención de Cristianos por Europa, de la que fui su primer presidente.
Mi compromiso no viene de ahora. En los años sesenta pertenecí al Grupo Cristiano por la Defensa de los Derechos Humanos y dirigí una instancia dependiendo de Justícia i Pau, el Secretariado de Coordinación para el Desarrollo (SECOD), dirigido a defender a la Cataluña Pobre (y éste fue el título de mi primer libro con Frederic Miralles, que en el cielo esté, y Ernest Sena) y fuimos muy activos en las reivindicaciones iniciales de Bellvitge, un gran polígono residencial, hoy un barrio del Hospitalet, y también en el ámbito rural, específicamente en los Pallars. Sin embargo, era un compromiso que tenía un color más político que vinculado a la fe.
Abandoné a la Iglesia en mi juventud, hasta que no sé por qué, en un buen momento de mi vida, llevaba un tiempo de consejero de Agricultura y empezaba a saber del oficio, descubrí una necesidad insatisfecha indefinida, un agujero vital, que a tientas me trajo de camino de regreso a la Iglesia. Si en mi interior no hubiera habido los rudimentos del Catecismo de mi infancia, no sé si habría reconocido la buena ruta. No es sólo la desgracia que te hace sentir la llamada de Dios. En este proceso fue fundamental un cura, Francesc Vergés, bien conocido como sacerdote excepcional, que atendía a las Benetas de la calle Anglí. Soy, por tanto, hace ya tiempo, un retornado al Pueblo de Dios. Mi último servicio en este campo es ser coordinador de la Asamblea de Asociaciones por la Vida, la Libertad y la Dignidad. Mi último propósito en Cataluña es intentar que se configure en el seno de la sociedad una Corriente Social Cristiana (CSC).
La fe y regir el Departamento de Agricultura me llevó a constituir y presidir el Banco de Alimentos, el primero de toda España, una iniciativa, sin embargo, que no fue mía, sino de una gran persona y agrarista de este país, Jordi Peix.
En este ámbito de las actividades non provecho estoy comprometido con la Fundació pel Desenvolupament Humà i Social que tiene como puntal a Josep Vila i Basas y Jaume Grego, y en especial el programa social de liderazgo joven dirigido a la recuperación de jóvenes que no estudian ni trabajan y adolescentes repetidores. También participo en el grupo Converses a Catalunya y soy bien activo en su digital.
El deporte siempre me ha interesado, pero como practicante mis intereses pertenecían a un ámbito minoritario e individual. Empecé por el Judo, he pasado por el Karate y, sobre todo, por Jiujitsu, e incluso hice una incursión más breve en el Kendo, pero nunca he ido más allá del primer dan de cinturón negro. El tiro olímpico me ha interesado, pero con el paso de los años mi práctica se ha reducido al mínimo. Mis hijos, Marc y Josep, que han realizado deporte de equipo a buen nivel en baloncesto y rugby, me han hecho valorar más y mejor el esfuerzo en equipo y su valor formativo. Marc lo practicó con intensidad, hasta la entrada en la Universidad, en Badalona, aunque nunca lo ha dejado del todo. Josep se ha mantenido hasta hace poco y jugaba en el primer equipo de la UE Santboiana. Alguna contribución he hecho en ese campo. Por ejemplo, fui presidente del Comité Olímpico de Cataluña (COC) cuando se esforzaba por su reconocimiento por el COI, durante el período que llevaron los JJOO a Barcelona.
He escrito libros, ensayo y libro técnico, pero no con regularidad. El primero, ya lo he dicho, La Catalunya Pobra (1974, Editorial Nova Terra), una novedad en nuestro país porque se trataba del primer abordaje territorial de la pobreza.
En el ámbito técnico he publicado: La agricultura, dinámica y perspectiva del Vallès (Caixa d’Estalvis Sabadell, 1973), Los grandes proyectos. Dinámica y perspectiva del Vallès (Caixa d’Estalvis Sabadell, 1973), Recursos agrarios para la industrialización de Girona (Cambra Comerç Girona, 1974), Bases para una política energética complementaria de Cataluña (Caixa d’Estalvis Sabadell, 1980), La eficacia de las administraciones públicas agrarias (Generalitat de Catalunya, 1987). Los trabajos no publicados en régimen público, como estudios, proyectos y dictámenes, en los que he participado o dirigido, superan de largo los 350. Sector agrario, y planificación, economía regional y urbana, ahorro de energía, estudios ambientales, proyectos de regadíos, concentración parcelaria, análisis cuantitativos de la información publicada, análisis de políticas públicas, capital social y capital humano, mi registro es amplio; claro, también llevo muchos años en la espalda.
Y como ensayo he publicado: Aproximación a la política económica de la Generalitat de Catalunya (Editorial Pòrtic, 1980), Más allá de la autonomía. Un catalanismo para el siglo XXI (Columna Ediciones, 1997), El desafío cristiano (Planeta Testimonio, 2005), El regreso a la responsabilidad (Editorial Mina, 2008), El fin del bienestar (Ciudadela Libros, 2008), La Sociedad Desvinculada (Editorial Stella Maris, 2014) y Una Nueva Teoría de la Familia (Editorial Círculo Rojo, 2016).
Y precisamente, en septiembre de 2023 ha salido editada una revisión y actualización de La Sociedad Desvinculada (Ediciones Trébedes), convencido de que mi interpretación hecha en 2014 era hoy más actual y definidora de causas y relaciones de nuestras crisis que en su día inicial.